La noche que acababa el toque de queda me puse el despertador a las 3:00 de la madrugada para estrenar la temporada de Vía Láctea. Tenía tantas ganas de verla y fotografiarla que cuando sonó el despertador gané al sueño y la pereza, me preparé rápido y me subí al coche en dirección a una zona elevada próxima. Ya había explorado la zona la misma tarde y encontré un mirador estrecho donde podía ver todo el cielo sin obstáculos ni árboles. Dejé el coche y continué caminando hasta que encontré no sin alguna dificultad el mirador ya previsto. Estaba a 1200 metros de altura, en el prepirineo catalán.
La noche era clara aunque había algunas nubes altas que iban pasando, preparé el trípode y la cámara en vertical e hice un panorama de dos filas, para captar una buena parte del paisaje terrestre. Lo había planificado previamente, la Vía Láctea mostraba un arco a media altura y era fácil que cupiera en un panorama sin tener que deformar la imagen. Ya tenia pensado cambiar mi manera de hacer panoramas para conseguir un resultado más espectacular.
Tuve que repetir el panorama, las nubes no paraban de pasar, tapando el cielo y destapándolo de nuevo. Llegué a pensar que tendría problemas al montar el panorama y confié en que alguna foto se podría rescatar.
Una vez de vuelta en casa monto el panorama y me encuentro con que las nubes no solo no molestan sino que están perfectamente puestas en forma de abanico bajo el arco de la Vía Láctea. La satisfacción al ver la foto montada fue inmensa, tantos meses esperando poder salir y conseguir una imagen con tanta fuerza me llegó de alegría. Ya convenía alguna cosa buena en medio de la pandemia…
La foto muestra el paisaje terrestre bajo la Vía Láctea, se ve la Vall d’Alinyà, con las poblaciones, de izquierda a derecha, l’Alzina, LLobera, Alinyà y les Sorts. Las montañas y collados que vemos son, de izquierda a derecha, el Roc Montaner, el Coll d’Ares, la Roca de la Pena y el Port del Comte. Es destacable el espectacular anticlinal que se ve perfectamente en la Roca de la Pena centrado bajo la Vía Láctea, solo por eso ya vale la pena visitar la zona.
Evidentemente en medio de la noche no se veía nada del paisaje pero afortunadamente las cámaras actuales permiten rescatar de las sombras mucha información que reconstruye lo que verían unos ojos de una rapaz o depredador nocturno.